Originaria de China y Japón, la gardenia jasminoides es un arbusto perenne de crecimiento lento con hojas brillantes de color verde oscuro y grandes flores blancas o crema muy perfumadas. También conocida como jazmín del Cabo, esta planta suele florecer entre mediados de primavera y principios de verano. 

El profundo contraste entre el blanco de las flores y el verde oscuro de las hojas, combinado con el irresistible perfume que desprende, hacen de esta planta una imprescindible en balcones, terrazas e incluso en el jardín. Puede mantenerse en interiores, siempre que se coloque cerca de una ventana con mucha luz.

Suele utilizarse en setos o vallas vivas, ya que crece lenta y compactamente. A pesar de ello, se adapta perfectamente a la vida en maceta y es una planta bastante fácil de cuidar. Algunos incluso la utilizan como bonsái.

Cuidado

A la gardenia jasminoides le gustan los suelos fértiles y bien drenados. Debe regarse con regularidad, manteniendo la tierra húmeda sin empaparla. En el exterior, necesita un lugar soleado, pero protegido del sol más intenso de las tardes de verano, ya que la planta tolera el calor, pero es sensible a la falta de humedad en el aire. Abonar durante el periodo vegetativo ayudará a promover la floración y a mantener la planta sana. La poda debe realizarse a principios de otoño para ayudar a mantener la forma de la planta y favorecer la floración la temporada siguiente.