Originaria de los bosques montañosos de Japón, la camelia japónica es un árbol encantador que embellece hogares y jardines con elegancia oriental. Sus hojas verde oscuro, brillantes y coriáceas, son el telón de fondo perfecto para la exuberante floración que se produce en invierno y primavera. Las grandes y vistosas flores, en tonos blancos, rosas, rojos o amarillos, desprenden un suave y agradable aroma que atrae a los colibríes y otros animales polinizadores.

De crecimiento lento y tamaño compacto, la camelia es una planta de exterior ideal para jardines, pero también se adapta perfectamente al cultivo en macetas. Adaptable a distintos climas, esta planta es fácil de cuidar y muy resistente a plagas y enfermedades. Estas características la convierten en una excelente elección no sólo para jardines de exterior (a menudo se utiliza como seto), sino también para balcones, terrazas e incluso espacios interiores.

La japónica no sólo destaca por su belleza natural. En la cultura oriental, simboliza la belleza, la perfección y la elegancia. Sus flores se utilizan mucho como adorno, tanto en jarrones como en arreglos florales. Es un regalo ideal para cumpleaños, fechas señaladas o simplemente para mostrar aprecio por alguien especial.

Cuidado

Para garantizar una floración exuberante, la camelia prefiere un lugar en semisombra, sobre todo para que esté protegida de las horas más intensas del sol durante el verano. El suelo debe mantenerse húmedo, pero no encharcado. Si se cultiva en macetas, es importante que no se acumule agua en la maceta o el plato. Se recomienda aplicar abono durante los meses de crecimiento para potenciar la floración. A finales del invierno o principios de la primavera, conviene podar para limpiar y mantener la forma de la planta.