A medida que cambian las estaciones, también lo hacen las necesidades de las plantas. Las plantas de interior también se ven afectadas por los cambios del exterior. La primavera es la mejor época del año para las plantas de interior: es el comienzo de la temporada de crecimiento y, al igual que nosotros, están deseando que lleguen los días más cálidos y largos.
Sigue nuestra guía para el cuidado de las plantas de interior en primavera y observa, en vivo y en directo, cómo crecen felices y vibrantes:
1. Riega con más frecuencia
Una de las grandes ventajas de la primavera es la cantidad de luz solar. Como las plantas absorben el agua en función de la cantidad de luz que reciben, el aumento de las horas de luz del invierno a la primavera, unido a las temperaturas más cálidas, puede influir en la frecuencia con que tus plantas necesitan agua.
Para evitar posibles encharcamientos de tus plantas durante el cambio de estación, aumenta gradualmente la frecuencia de riego. Observa regularmente tus plantas durante este periodo de adaptación. Si las hojas se marchitan o se rizan y el sustrato está seco, riega con más frecuencia. Si la tierra permanece húmeda durante dos días o más, riega menos. Si la planta recibe sol directo, añadir piedras a la tierra puede ayudar a retener mejor la humedad.
En primavera y verano, el mejor momento para regar es a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas son más frescas y es menos probable que el agua se evapore.
2. Cuidado con la exposición solar
En invierno, probablemente las plantas de interior estaban lo más cerca posible de la ventana para aprovechar al máximo la luz que recibían. Ahora que el sol es más fuerte y los días más largos, considera la posibilidad de alejar algunas plantas de la ventana o busca una forma de difundir los rayos solares para evitar que las hojas se quemen.
¿No estás segur@ de si la luz solar es demasiado fuerte? Si miras desde el punto de vista de la planta y ves el sol, esto se considera luz solar directa. La luz indirecta es la luz ambiental que recibe la planta sin estar expuesta a los rayos del sol. Los cielos nublados u otros obstáculos pueden convertir las zonas de luz solar directa en luz solar indirecta.
Al igual que con el aumento de la frecuencia de riego, la disminución de la luz debe ser un proceso gradual. Puede que algunas plantas no necesiten ser trasladadas, bien porque prosperan en entornos de luz directa (suculentas, cactus...), o bien porque hay otras estructuras que las mantienen protegidas de los rayos del sol. Observa regularmente tus plantas durante este periodo para poder hacer los ajustes necesarios.
3. Atención a la temperatura
La mayoría de las plantas de interior prefieren temperaturas comprendidas entre los 15 y los 28 °C. Su "punto óptimo" se sitúa en torno a los 24 °C. Cualquier cambio extremo de temperatura o las corrientes de aire frío o caliente pueden causar estrés a las plantas de interior acostumbradas a condiciones bastante estables. Mantén las plantas alejadas de ventanas y puertas abiertas, sobre todo por la noche, cuando las temperaturas aún son frescas, y de los aparatos de aire acondicionado cuando empiezan a encenderse.
4. Poda primaveral
Dale a tus plantas de interior un restyling primaveral. Podar el follaje mustio devuelve a tus plantas los nutrientes que necesitan para crecer fuertes y sanas. También ayudará a eliminar plagas y enfermedades. Además, algunas plantas se benefician de la poda frecuente, ya que les ayuda a mantener una forma compacta y bien definida.
5. Limpia las hojas de las plantas
Otra forma de cuidar tus plantas es limpiar el polvo de las hojas. Las plantas tienen carga estática y actúan como un imán para el polvo. Por eso algunas plantas se llenan tanto de polvo: ¡están eliminando activamente partículas físicas de polvo del aire que las rodea!
Sin embargo, estas partículas de polvo pueden acumularse en las hojas de tus plantas y bloquear sus poros, llamados estomas. Estos diminutos poros son cruciales para muchas funciones de las plantas: permiten el paso del oxígeno durante la respiración, del dióxido de carbono durante la fotosíntesis y del vapor de agua durante la transpiración. Cuando se obstruyen con polvo, estos intercambios de gases fundamentales no se producen con la eficacia que deberían. Mantén tus plantas sanas y felices limpiando las hojas con un paño suave y húmedo para eliminar el polvo acumulado.
6. Replanta tus plantas
Por lo general, las plantas deben replantarse cada 12 a 18 meses. La primavera es uno de los mejores momentos para hacerlo y proporcionar a las plantas nuevos nutrientes y más espacio para la temporada de crecimiento que se avecina. Replantar no significa necesariamente poner la planta en una nueva maceta o jardinera, a menos que necesite más espacio, sino cambiar la tierra o el sustrato para que aporte nuevos nutrientes y ayude a la planta a prosperar.
7. No olvides abonar
Abonar las plantas de interior es uno de esos pasos del cuidado de las plantas que tiende a olvidarse, pero que puede ser beneficioso para la salud de tus plantas a largo plazo. Abonar no es alimentar a las plantas: las plantas fabrican su propio alimento utilizando la luz durante la fotosíntesis. Piensa en el abono como si fuera un multivitamínico. Repone los nutrientes esenciales que estaban presentes en el sustrato y que han sido utilizados por la planta en crecimiento.
El abono debe utilizarse con moderación y nunca en suelo fresco. Si has decidido aprovechar la primavera para trasplantar tus plantas, ¡el nuevo sustrato no necesitará abono adicional!
8. Saca tus plantas al exterior
Si quieres trasladar tus plantas de interior al exterior en los próximos meses más cálidos, puedes aprovechar para prepararlas. Un buen momento para sacarlas es cuando la temperatura se haya estabilizado en torno a los 18 °C, sobre todo por la noche.
El tiempo en el exterior puede ser impredecible. Con el aumento de la luz y la temperatura, las plantas tienden a secarse más rápidamente. Trasládalas a una zona sombreada y riégalas por la mañana temprano y por la noche para evitar que se deshidraten. Si llueve durante unos días, deja de regar y asegúrate de que tus macetas y jardineras de exterior tienen un orificio de drenaje.
Si sigues estos consejos, tus plantas disfrutarán de un crecimiento vigoroso y sostenido, aprovechando al máximo todo el potencial de la llegada de la primavera.