Este árbol frutal, originario de Norteamérica, se utiliza habitualmente para la producción masiva de arándanos. Estos pequeños y deliciosos frutos tienen cada vez más seguidores, atraídos no sólo por su sabor, sino también por sus beneficios para la salud.

Como planta de exterior, el arándano es un arbusto muy resistente, fácil de cuidar y de crecimiento rápido. Puede alcanzar una altura de 3 m y puede utilizarse perfectamente como planta ornamental o para setos. Entre el final del invierno y el principio de la primavera, florecerá en pequeñas flores acampanadas de color blanco o rosa. Es una planta muy frondosa que encajará sin problema en balcones, terrazas o jardines, ya sea en el suelo o en maceta.

Los tan deseados frutos aparecen entre finales de primavera y finales de verano, dependiendo de las condiciones que tenga la planta. Sólo deben recolectarse cuando están muy maduros, con un color azul oscuro.

Cuidado

El arándano prefiere lugares muy soleados con un suelo bien drenado. Durante el periodo de crecimiento, es importante regar con cierta frecuencia, procurando no empapar la tierra. Si está expuesto a la lluvia, puede ser suficiente. La poda es muy importante, debe realizarse todos los años al final del invierno para favorecer el correcto crecimiento de la planta. Elimina todas las ramas secas, así como las sobrantes o débiles, para que la planta no malgaste energía.